Este DLC contiene una cazadora legendaria, dos armas legendarias y una herramienta legendaria:
- La Cazabrujas (un cazador)
- Quema Brujil (una arma)
- Guardahermanas (una arma)
- Farmacia de Arraigo (botiquín)
Cuando era una niña, la abuela de Circe la sentó y le contó la historia de la familia Elías. Le dijo a Circe que, aunque en Salem mataron a muchas mujeres inocentes, sí existían las brujas de verdad. Le contó que se paseaban por ahí vestidas con la piel de las mujeres y que aterrorizaban a pueblos enteros. Atraían a las niñas pequeñas para que se unieran a ellas; de esta forma, cuando los disfraces empezaban a quedarles holgados con el paso del tiempo, tenían unos nuevos para sustituirlos. La abuela de Circe también le dijo que la misión de la familia Elías era buscar a esas brujas y acabar con ellas una a una hasta que no fueran más que rumores y un puñado de cenizas.
Y así fue cómo Circe se acabó convirtiendo en una hábil cazabrujas. Les arrancaba la piel de sus víctimas y las quemaba para asegurarse de que volvían directas al infierno. Cuando las brujas desaparecieron o, al menos, dejaron de hacerse notar, alguien acudió al clan Elías y les pidió que se unieran a una nueva causa. El terror ya estaba bajo control en Nueva York, pero la plaga de Luisiana estaba en su punto álgido y necesitaban a alguien de la familia Elías para ponerle solución. Su sentido del deber y su orgullo por la reputación familiar empujaron a Circe a viajar hacia Nueva Orleans y unirse a la Caza, pensando que volvería pronto y rezando para que su familia estuviera a salvo hasta que ella volviera.
Durante tres meses, Circe Elías empuñó un Berthier mejorado con los trofeos de las brujas y se adentró en el Pantano para cazar a un tipo de monstruo nuevo. Durante tres meses, escribió a casa para preguntar por la familia y contarles todo lo que había visto. Escribió sobre la farmacia que visitaba todos los días, llena de mujeres mayores que iban a aprovisionarse de vendas y ungüentos. Y, lo más importante de todo, escribió que pronto volvería a casa para llevarse a su hermanita Thula a Nueva Orleans. Aunque las brujas hubieran desaparecido, esta nueva amenaza era igual de grave, y los pantanos eran el lugar perfecto para entrenar.
Cuando, al fin, Circe regresó a Salem, se topó con la horrible realidad: las brujas no solo no habían desaparecido, sino que habían vuelto para vengarse de su familia. Entró a toda prisa y vio a su madre, padre y hermanos hechos trizas. La única que quedaba era Thula, con un hilo de vida y despojada de toda su piel. Con su último aliento, Thula le devolvió a Circe el Nagant que le había dado para protegerse y avisó a su hermana mayor del peligro que se cernía sobre ella: la última bruja le había arrancado la piel a Thula y había partido hacia Nueva Orleans para buscar a Circe.
Cuando Thula pasó a mejor vida, Circe decidió que volvería a Nueva Orleans y se quedaría allí para siempre. Seguiría cazando monstruos nuevos y esperaría a que alguno de los antiguos apareciera ataviado con la piel de su hermana. Entonces, le causaría un dolor tan intenso y tan profundo que haría sonreír a toda su familia desde los cielos.
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